¿Nos sigues?

viernes, 12 de marzo de 2010

Con miedo;

-Dios Keyt,estás rarísima últimamente-y puso cara extrañada-. -No me pasa nada -dije esquiva,dando por zanjado el tema-. Y me fui. Caminaba por los pasillos como un alma en pena.Vagando sin rumbo ninguno,con la cara llena de heridas sentimentales invisibles. Siempre con la mirada fría.En ese momento,él pasaba por allí con sus amigos. Se reían y gritaban.Me vieron. Intenté girarme e irme por el otro pasillo,pero no me dio tiempo. Pasaron por mi lado,me dieron un codazo y me empujaron,de tal manera que me dejé ir y cai al suelo. Me abucheó,se rio y se perdio en la distancia con su séquito. Apesar de ser una chica con un humor contundente,nunca conseguí entender donde estaba la gracia. Por qué se reian de que Albert... Fue en la fiestaa de fin de curso. En casa de July.Daba una megafiesta: nadie se la podía perder. -¿Subimos a la habitación de July y hablamos?-dijo él medio afectado por el alcohol-. -Claro,¿por qué no?-contesté yo-. Subio deprisa,tirandome del brazo.En cuanto entramos cerró con cerrojo, se giró y me dijo: -Estás preciosa esta noche. No me dio tiempo a responder.Se abalanzó sobre mis labios,callandome. Mientras nos besábamos me iba empujando hacia la cama.Nos tumbamos y empezó a desnudarnos a ambos. -No creo que sea el moment... Me besó y no me dejó terminar.Siguó desnudandome.Empezó a meterme mano. -Para.Me estás haciendo daño-le grité-. -Relájate y déjate llevar... Haciendo caso omiso a mi petición,<>. Yo no quería.Pero no podía luchar.No me dejaba. -¡Por favor,para!-le grité medio llorando-. -Si lo estamos pasando muy bien Y siguió.Lo único que salía de mi boca eran gritos de dolor.Sufrimiento verbal. Cuando decidió parar,se levantó,se vistió.Me escupió y dijo: -Puta,no quiero que me hables más.¿te ha quedado claro? Y con las mismas se fue.Yo seguí tumbada en la cama,llorando.Que patético.Y si,había sido mi primera vez. No sé si esperar que fuera la última. Me levanté del suelo y decidí seguir vagando sin rumbo por los pasillos. Tenía miedo.

sábado, 6 de marzo de 2010

1-¿Y la luz?;

Sonó el timbre, era hora de entrar. Aura, para variar un poco, llegaba tarde a clase. Llevaba unas gafas de sol para intentar disimular las ojeras. Esa noche, tampoco había podido dormir. -Buenos días, Sr.Tombohen.- dijo Aura cabizbaja-. -Srita. Ledier, vuelve usted a llegar tarde, debe de ser ya la 15º vez. -Lo siento Sr.Tombohen, es que he dormido mal y… -La misma excusa de siempre. Siéntese, hágame el favor y procure de no interrumpir más. Ah, y quítese esas gafas, un poco de educación. Aura, con aire apesadumbrado se quitó las gafas de sol. -Dios mio Aura…-dijo el profesor con cara aterrorizada-. Aura era pálida, muy pálida. De unos ojos plateados intensos y cabellos negros azabache. De modo que las ojeras resaltaban excesivamente. Aura suspiró. -Ya me siento, Sr.Tombohen.-comentó ella,tajante-. La clase pasó rápida. En cuanto sonó el timbre Aura intentó escabullirse lo más rápido posible de allí pero el profesor la detuvo antes de tener la oportunidad. -Ledier, quiero hablar con usted unos minutos. -¿Si, profesor? -Quiero que me diga, por qué desde hace 1 mes llega usted siempre tarde, cansada, con unas ojeras anormales en una persona. El profesorado estamos pensando que usted podría tener... problemas. Y queremos ayudarla en cuanto nos sea posible. -No me pasa nada, profesor. Pueden estar ustedes tranquilos. -Señorita Ledier, usted se piensa que los profesores no hemos tenido su edad. No estamos aquí solo para darle clase. Aura no aguantó más y empezó a llorar. Amadio la abrazó. -Por favor Ledier, cuéntemelo. Queremos ayudarla. -¿Ayudarme? Ustedes no pueden ayudarme aunque quieran. -Si no lo intenta siquiera, no. Aura inhaló aire profundamente y lentamente se dispuso a concederle al maestro lo que deseaba. -No es desde hace un mes, sino desde siempre. Lo que pasa esque antes era muy pequeña para darme cuenta. He crecido viendo a una señora de cara triste, siempre dispuesta a intentar consolar a los demás, pero siempre con ganas de llorar. Venía del colegio y me sonreía , me decía que subiera a mi habitación, a hacer los deberes y en ese momento llegaba mi padre. Subía a mi habitación sin tener consciencia de nada y en ese momento era cuando empezaba a oir los gritos de mi madre.