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sábado, 6 de febrero de 2010

Caída y fin;

Desesperación. Era lo que Náyade sentía en ese momento. Corría cuanto se lo permitían sus cortas piernas pero, tenía la sensación de que no llegaría a tiempo. Se enteró básicamente por Lía, su mejor amiga, de lo que estaba pasando.

Llevaba corriendo 10 minutos sin descaso, y el asma no ayudaba demasiado. La respiración empezaba a fallarle y los mareos acudían a su mente. Por fin, dobló la esquina y llegó a la verja del puente que pasaba por encima de las vías del tren.
A 20 metros por encima de la vía se encontraba la barra de metal que hacía mucho tiempo se había usado como puente. Ahora simplemente era una barra ancha de metal oxidada. Ellos estaban allí, encima de esa barra. Se les oía gritarse mutuamente y se podía visualizar claramente que de vez en cuando uno de los dos le asestaba, o por lo menos lo intentaba ,un golpe al otro.
-¡Iván, Javier!- gritó desesperada Náyade-.
Los dos pararon su agresividad para dedicarle un momento de atención a la desesperada voz que parecía querer anunciarles algo.
Desde luego, parecía mentira. Dos chicos jóvenes, haciendo el idiota encima de unas vías del tren, no con muy buenas intenciones que se diga, y la gente pasando olímpicamente, sin siquiera girar la cabeza para intentar comprender que dos chicos, se estaban jugando la vida allí arriba, en cualquier momento podían caer. Matarse.
- Lía te ha…avisado – dijo Javier, bajando la mirada-.
-Eso da igual. Aun así, no pasáis desapercibidos.
Javier e Iván se miraron, estaban avergonzados. Peleándose por una ridiculez y ella …los había pillado.
-¿Me podéis explicar a qué viene todo esto?-preguntó ella, en un intento de persuadirles de que salieran de ahí.
-No hace falta darte explicaciones de nada-dijo Iván en su habitual tono seco-.
-Si, ya somos mayorcitos, sabemos lo que hacemos.-afirmó Javier-.
-¿Qué sabéis lo que hacéis? ¿Me estás diciendo, que sabes lo que haces cuando te estás peleando con un amigo encima de unas vías del tren pudiéndote matar? ¿ME ESTÁS DICIENDO QUE SABES LO QUE HACES?-Náyade lloraba de la rabia-.
Los dos chicos bajaron la mirada. Sabían que ella tenía razón. Volvieron a subir la mirada para mirarla pero ella ya no estaba allí. Náyade había dado la vuelta para entrar a la zona de la barra oxidada. Estaba prohibido estar allí, pero la situación le urgía. Náyade respiró profundamente.
-Salid de aquí ya. Por favor.-intentaba imponer-.
Los chicos negaban con la cabeza. Náyade se acercó hasta subirse encima de la barra.
-No sé qué hacéis aquí, pero os ruego por dios, que si vais a pelearos, lo hagáis en un sitio menos peligroso.
-Mira, nena, si estamos aquí es porque nos da la gana, y porque nos venga una niñata y nos diga que nos vayamos, no vamos a hacerlo. ¿Ok?-dijo Iván, en tono despectivo-.
-¡No le hables así, hijo de puta!-Gritó Javier-.
A partir de ahí todo pasó muy rápido. Javier levantó el brazo para darle un puñetazo en la boca a Iván, pero Iván, lo esquivó, recibiendo el golpe Náyade. Ella desprevenida, recibió el golpe, perdiendo el equilibrio. A lo lejos sonaba el silbido del tren pasando por la vía. Justo en ese momento Náyade cayó al suelo. Totalmente descuartizada, empezó a llorar en silencio.
Los dos chicos que en una época habían sido mejores amigos, no daban crédito a lo recién sucedido, fue en ese momento cuando empezaron a morir por dentro. Habían matado a la chica que amaban, la chica por la que minutos antes se estaban peleando.

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